Quema del Judas, Taganana. Semana Santa


En la barrio del Taganana en el Macizo de Anaga en Tenerife, se termina la Semana Santa con una peculiar tradición o “rito” que ha ido desapareciendo de la mayoría de los lugares de Canarias, manteniéndose en este municipio desde 1930.
El ritual comienza a primeras horas del sábado con la confección del curioso personaje, su esqueleto de caña, paja seca, aneas de platanera, recubierto con viejas ropa y con una careta de carnaval. Oculto en su interior se encuentran sus peculiares órganos vitales: cables, un viejo motor de agua y una batería, le dan al personaje la facultad de orinar por un falo de grandes dimensiones, el cual queda  oculto bajo la ropa y los lugareños muestran orgullosos a los visitantes, mojando con el "artilugio" a todo el que se acerque.
Pasadas las 00:00 horas del domingo se congregan los vecinos del pueblo en la puerta de la iglesia donde son invitados a vino y postres, a la espera de la “Parranda del Judas” que pronto aparece por los callejones próximos al lugar entre cánticos y bailes, el Judas como uno mas participa en la fiesta, que continuara junto a la iglesia y bajo la atenta mitrada del Sr. Párroco.
La parranda transcurre  por todo el pueblo, por sus empinadas cuestas, amenizada  con guitarras, timples y violines, se canta e invita a todos a tomar de la bota de vino,  se visitan varias casas a lo largo de la noche donde se brinda comida y bebida.
La fiesta continua hora tras horas hasta la madrugada del domingo, Judas como uno mas es invitado a comer y a beber, mientras enseña con orgullo su prominente falo que orina "agua" a todo el que se le aproxime a el.
En la mañana del domingo, con algo de resaca y terminada la misa se reencuentra la parranda con un maltrecho Judas al cual se le da su ultimo paseo y se le retiran   sus órganos vitales para un posterior trasplante el próximo año, posteriormente es  quemado bajo la atenta mirada de los asistentes. Antiguamente se cuenta que  se le ajusticiaba y se le realizaban burlas e insultos, hoy se le despide con cierta pena,  como a un amigo de parranda.




































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